Lo que nadie me dijo cuando empecé en el arte (y cuánto lo hubiera agradecido). - Arte Escuela

Lo que nadie me dijo cuando empecé en el arte (y cuánto lo hubiera agradecido).

Por Pato Valentin

Si cierro los ojos, todavía me veo sentada en esas aulas enormes de la Facultad de Bellas Artes de La Plata. Rodeada de compañer@s talentos@s, llena de sueños y con la cabeza hirviendo de ideas. Pero también, con una sensación incómoda: no bastaba. La carrera me encantaba, sí, pero yo quería algo más, algo diferente.

Había una técnica que me fascinaba y que apenas se mencionaba en las escuelas de arte por esos anos: la acuarela. Esos colores suaves, las transparencias, el movimiento del agua en el papel, su fluidez… Yo tenía que aprender eso, pero no de cualquier manera. ¿Con quién? Con el mejor, por supuesto.

Y ahí empezó mi odisea. Porque encontrar al mejor significó subirme a micros y trenes, salir de La Plata y llegar a Flores, una vez por semana. Todo para estar en el taller del maestro Guillermo Roux. Y sí, los viajes eran eternos, pero yo estaba decidida: tenía que aprender bien, con un método, con alguien que supiera mostrarme lo que los libros no decían.

Hoy, cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de cuánto tiempo, energía y dinero podría haber ahorrado si alguien me hubiera dado ciertas claves desde el principio. Por eso, después de mas de 20 anos en este mundo, quiero compartirlas con vos. Para que, si estás comenzando tu propio camino artístico, tengas un mapa más claro y menos piedras en el zapato al andar.

1. “No necesitás todo un arsenal de materiales.”
Cuando empecé, creía que cuanto más tenía, mejor artista sería. Error. Un buen set básico de buena calidad(y aprender a usarlo) vale más que un cajón lleno de tubos económicos y pinceles olvidados. Mi consejo: empezá simple, con poco y bueno; y andá sumando de a poquito.

2. “Invertí en aprender, no solo en materiales.”
Si algo aprendí en esos viajes a Flores es que un buen maestro hace la diferencia. No se trata solo de técnica, sino de estructura, de método. Aprender con alguien que sabe te ahorra frustraciones y te da herramientas para avanzar con confianza. Ahorras frustraciones, tiempo y energía.

3. “Equivocarte es parte del plan.”
Sí, yo también fui esa que arrancaba hojas y se enojaba porque “no salía bien.” Pero te lo digo ahora: los errores son maestros disfrazados. Cada mancha, cada charco, es una lección que te lleva más lejos.

4. “El arte es un maratón, no un sprint.”
Quería resultados rápidos, porque creía que avanzar rápido era avanzar bien. Nada más lejos de la realidad. El arte es paciencia, proceso, disfrute. (parece de otra época, jaja) El resultado llega, pero primero tenés que enamorarte del camino.

5. “Tu camino es tuyo.”
Admirá a otros artistas, sí, pero no te compares. Tu arte es único porque vos sos únic@. Eso no te lo enseñan en ninguna facultad, pero es la verdad más grande que aprendí.

Hoy, sé que cada paso, cada error y cada viaje valieron la pena. Pero si estás en tu inicio, te dejo este consejo: aprendé con método, buscá tu ritmo y nunca dejes de disfrutar. El arte es un refugio, una búsqueda y, a veces, un hermoso desorden.

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