Imagínate esto: te pasas horas preocupándote por el trabajo, las obligaciones, la familia… pero, ¿y tú? ¿Qué haces por ti, por lo que no se ve pero que sostiene todo lo demás? Quizá tu cuerpo si, está en tu radar y haces actividad física para cuidarlo, esto es genial.
Estoy leyendo un libro que me tiene encantada «Tu cerebro quiere arte», de Susan Magsamen e Ivy Ross, y no puedo dejar de pensar en cómo olvidamos lo esencial: cuidar nuestro cuerpo, nuestra mente y espíritu, por igual. Y no, no hablo de cosas inalcanzables, sino de algo tan sencillo y poderoso como el arte.
Las autoras explican que el arte no es un lujo, es una necesidad. Como dormir o mover el cuerpo. Hablan de la mentalidad estética, ese estado que combina cuatro atributos clave en quienes la poseen o la desarrollan:
1. Curiosidad: quienes poseen mentalidad estética, tienen un alto nivel de curiosidad. ¿Cuándo fue la última vez que exploraste algo solo porque sí, sin expectativas?
2. Juego: El amor por la exploración lúdica es fundamental.
¿Te permites disfrutar sin un objetivo concreto o siempre buscas resultados?
3. Conciencia sensorial: Una aguda conciencia sensorial.
¿Cuánto te pierdes al vivir en piloto automático? ¿Has sentido de verdad la textura del papel o el aroma de la pintura?
4. Creatividad activa: Una fuerte inclinación a participar de actividades creativas como productores o espectadores activos.
¿Cuándo fue la última vez que participaste en algo que estimule tu imaginación?
El arte nos conecta con estas dimensiones, pero aquí va la pregunta incómoda: ¿cuánto tiempo le dedicas a algo que no sea “producir/trabajar”? Si la respuesta es “nada” o “muy poco», estás dejando de lado algo fundamental.
Hoy estamos bombardeados publicidades, estudios y notas sobre la necesidad de realizar actividad física asiduamente, y aclaro soy del grupo que la necesita para sentirme mejor… pero y cómo cuidamos nuestra mente?
¿Qué pasa si no haces nada?
– Tu mente se aturde. Sin un espacio para crear, te estancas en la rutina. El estrés se convierte en crónico.
– Tu cuerpo se queja. Sin movimiento, los días se hacen más pesados, aunque estés sentado.
– Y al final, pierdes conexión contigo mismo, con lo que realmente importa.
El arte y el movimiento son actos de cuidado. No necesitas horas, no necesitas ser un experto. Puedes empezar chiquito:
– 5 minutos de pintura libre, como un calentamiento para tu creatividad.
– Un paseo por el parque, sintiendo los colores, las texturas y los sonidos como si fueran parte de una obra.
– Jugar con tu curiosidad: probar algo que nunca has hecho, sin pensar si será “bueno” o no.
Tu cerebro quiere arte. Tu cuerpo quiere moverse. Y ambos quieren que les dediques tiempo. No porque “debas”, sino porque te lo mereces.
Entonces ¿qué vas a hacer hoy para cuidarte de verdad si aún no lo haces?
Pintar como quien medita. Caminar como quien crea. Vivir como quien siente.
Elegir sentirte bien.
Sin pensamiento el arte se disuelve en el ruido, se hace ligero hasta desaparecer.
Pato
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