“¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves? Cuando la mentira es la verdad” Cantan los Divididos en uno de sus mas conocidos temas.
Una pregunta que parece una obviedad y tiene una profundidad filosófica, nos invita a reflexionar sobre cómo interpretamos el mundo, la apariencia versus la realidad y las verdades distorsionadas.
Cuando estás frente al mar, sintiendo la emoción que provoca tus ganas de pintarlo… ¿qué es lo que realmente VES?
Porque hay una diferencia enorme entre mirar y ver.
Y esa diferencia es exactamente lo que separa a alguien que mira el mar para placer de su mirada de alguien que pinta VIENDO el mar con ojos de artista.
Te cuento algo: durante años vi a mis alumnas hacer lo mismo. Llegaban con una foto hermosa de un paisaje marino, con entusiasmo, con ganas. Se sentaban frente al papel y… reproducían. Línea por línea. Color por color. Como si estuvieran haciendo una fotocopia en acuarela.
¿El resultado? Técnicamente correcto. Emocionalmente vacío.
Y no era culpa de ellas. Era que nadie les había dicho que antes de aprender a pintar el mar, necesitaban aprender a VERLO.
Turistas vs Artistas: La gran diferencia
Pensá en esto.
Un turista llega a la playa y saca 50 fotos del mismo atardecer. Click, click, click. Lo mira todo a través de la pantallita del celular. Después se va a casa con 200 fotos que nunca va a volver a mirar.
Un artista llega a la playa y se queda quieto. Cinco minutos. Diez minutos. No saca el celular. No busca el mejor ángulo para Instagram. Simplemente… está ahí. Observando.
El turista mira para documentar, para apresar…
El artista ve para sentir.
Y esa diferencia cambia absolutamente todo.
Porque cuando pintás desde el “mirar”, copiás lo que está ahí. El azul del agua, la línea del horizonte, las nubes blancas.
Pero cuando pintás desde el “ver”, traducís algo mucho más profundo: la temperatura de esa luz, el movimiento de esa agua, la emoción de ese momento.
Monet y los 250 nenúfares que no eran nenúfares
Claude Monet pintó más de 250 versiones del mismo estanque de nenúfares.
El mismo. Estanque.
¿Estaba loco? ¿Se le acabaron los temas?
Para nada.
Monet había entendido algo fundamental: no pintaba nenúfares. Pintaba la LUZ cambiando sobre los nenúfares.
Cada vez que volvía a ese estanque, VEÍA algo diferente. La luz de la mañana era distinta a la de la tarde. El reflejo del agua en primavera no era igual que en otoño. Las sombras contaban historias diferentes según la hora.
Para cualquier otro, era el mismo estanque de siempre.
Para Monet, era un universo infinito que nunca terminaba de revelarse.
Eso es VER.
No mirar lo que está ahí.
Sino descubrir lo que está pasando ahí.
¿Y vos? ¿Qué estás viendo realmente?
Acá viene la pregunta incómoda.
Cuando te ponés frente a una imagen de un paisaje marino para pintarlo… ¿qué ves?
¿Ves “azul”?
¿O ves un azul frío tirando a violeta en las zonas profundas y un turquesa cálido donde el sol golpea la superficie?
¿Ves “olas”?
¿O ves el movimiento, la dirección hacia dónde van, la textura de la espuma, el ritmo que tienen?
¿Ves “luz”?
¿O ves la CALIDAD de esa luz: si es dorada, plateada, frontal, en contraluz, si crea nostalgia o drama?
La diferencia no es técnica.
La diferencia es actitud.
Una actitud de observación consciente. De curiosidad. De preguntarte no solo “qué hay ahí” sino “qué me hace sentir eso que hay ahí”.
Ver como artista es recuperar esa experiencia.
Es acordarte de cómo se sentía el viento en tu cara cuando viste ese paisaje. Es recordar si te dio calma o te erizó la piel. Es preguntarte qué fue lo que te hizo parar y decir “esto lo quiero pintar”. Y si nunca estuviste in situ en ese paisaje, genial, podes imaginar lo que sentirías si estuvieras ahí, y desde esa emoción pintar un paisaje deseado no vivido.
Porque eso es lo que vas a traducir en tu obra. No la foto. Tu experiencia, tu deseo.
Entonces… ¿cómo empezar a VER?
No es difícil. Pero requiere algo que nos cuesta muchísimo en este mundo acelerado: detenerte.
Antes de agarrar el pincel, antes de elegir los colores, antes de pensar en la técnica…
Regalate cinco minutos de contemplación.
Cinco minutos mirando esa imagen (o ese paisaje en vivo si tenés la suerte) sin pensar en cómo lo vas a pintar. Solo observando.
¿Qué te llama la atención primero?
¿Hacia dónde va tu mirada?
¿Qué te emociona de esa escena?
¿Qué calidad tiene la luz?
¿Cómo se mueve el agua?
No estás buscando respuestas técnicas.
Estás dejando que la escena te hable.
Y cuando esa escena te diga algo —cuando sientas algo claro— ahí sí, agarrás el pincel.
Porque ahora no vas a copiar.
Vas a traducir lo que viste.
El cambio que todo lo cambia
Esto que te acabo de contar no es poesía. No es filosofía abstracta.
Es la base de todo método artístico que funcione.
Podés dominar todos los degradados del mundo. Podés manejar el agua como una super artista. Podés conocer todas las técnicas de textura.
Pero si no aprendés a VER primero, tu obra va a ser técnicamente correcta y emocionalmente… vacía.
Por eso este es el primer paso de los 9 pasos que enseño en mi método para pintar paisajes marinos. No es el número uno por casualidad. Es el número uno porque sin esto, los otros 8 no sirven.
Y es exactamente de lo que vamos a hablar en profundidad en mi clase gratuita “Mares que enamoran”.
Ahí vamos a recorrer juntas estos 9 pasos fundamentales. Desde cómo observar conscientemente un paisaje (que es mucho más de lo que te conté acá) hasta cómo construir cada capa de color con intención y claridad.
No es una clase de técnica. Bueno, sí, también. Pero es mucho más que eso.
Es una clase sobre cómo cambiar tu forma de mirar para cambiar tu forma de pintar.
¿Estás lista para ver distinto?
Te hago una última pregunta antes de cerrar:
La próxima vez que estés frente a un paisaje —marino o el que sea— ¿vas a mirarlo o lo vas a VER?
Porque esa decisión, ese cambio de actitud, es lo que transforma a alguien que pinta en alguien que crea.
Y si sentís que es momento de hacer ese click, de pasar de copiar a interpretar, de reproducir a expresar…
Te espero en “Mares que enamoran” mi clase GRATUITA.
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Y si después de ver la clase sentís que querés profundizar todo esto conmigo, al final te cuento cómo podés sumarte al curso completo “Pintemos Mares y Cielos” con un precio especial de lanzamiento.
Pero primero… empecemos por el principio.
Empecemos por aprender a VER.
¿Y vos? ¿Te considerás más del equipo “mirar” o del equipo “ver”?
¿Qué es lo primero que ves cuando estás frente a un paisaje que te emociona?
Contame en los comentarios. Me encanta saber cómo es tu proceso de observación.
🖌️ Reflexionar, crear, transformar: el arte de encontrar nuestra voz.